MAROTO, EL HÉROE.
Una biografía del anarquismo andaluz.
Autor: Miquel Amorós.
Editorial: Virus Editorial. Colección Memoria.
Año de Publicación: Barcelona, Junio de 2011.
Nº de páginas: 312.
El anarquismo andaluz figura entre los grandes vacíos de la historia de
la primera mitad del siglo XX y, concretamente, de la que se refiere al
periodo que abarca la dictadura de Primo de Rivera, la República y la
Guerra Civil y la Revolución. Estas dos décadas de cruenta guerra de
clases, de las que saldrían victoriosos los sectores más reaccionarios
y, en definitiva, el fascismo, convirtieron al anarcosindicalista
granadino Francisco Maroto del Ojo en el símbolo de una generación de
militantes y luchadores.
Maroto, hijo de una familia de tres hermanos y huérfano de padre desde
muy joven, nació en el barrio del Albaicín, donde residía buena parte de
la clase obrera granadina, expulsada del centro tras sucesivas
remodelaciones urbanísticas. Ebanista de profesión, sería uno de los
principales líderes de la CNT en Granada durante la República. Maroto se
convertiría en un personaje tan querido por las clases populares
granadinas como aborrecido por la burguesía y los caciques granadinos,
los cuales formaban «parte de la derecha más conservadora y
ultramontana». Calificado de «maleante y delincuente» en las páginas del
diario monárquico El Ideal, Francisco Maroto participó activamente en
la enconada conflictividad obrera existente en Granada en los años
treinta, sufriendo la consiguiente represión.
Pero sería durante la guerra cuando se dibujarían en Maroto los rasgos
que lo convierten en una figura sobresaliente, junto con otras como el
malagueño Juan Santana Calero o el sevillano Juan Arcas. A pesar de
haber conseguido organizar una columna de milicianos que demostró una
más que sobrada solvencia militar, la estrepitosa caída de Málaga fue
utilizada para criminalizar a las milicias anarquistas y, en última
instancia, para encarcelar y quitar de en medio al propio Maroto. A
pesar de las acusaciones sin pruebas y de las incontables peticiones de
libertad, la inquina hacía él tanto del PCE como del gobernador civil de
Almería, el socialista Gabriel Morón —junto con la pasividad calculada
de los organismos dirigentes de la CNT, más preocupados por los
equilibrios en las instancias de gobierno que por los presos
anarquistas—, hicieron que pasara buena parte de la guerra en la cárcel.
Capturado por los fascistas en Alicante en enero de 1940, sería fusilado
en julio de ese año tras ser salvajemente torturado. La historia de
Maroto no puede leerse como la historia de un solo hombre, sino como una
biografía de un anarquismo andaluz que en las luchas sociales forjó el
carácter de cientos de militantes. Una historia que ha sido cerrada a
cal y canto tanto por el Franquismo como por el régimen que le
sucedería.